Gasoil en las manos

"... los adultos aceptan la monotonía,
el tedio, la frustración"
Edward Bunker.

Aquel trabajo
era para tres meses,
es una gasolinera,
un verano,
a jornada completa.

Ocho horas,
dos turnos,
mañana y tarde,
que acabó
siendo uno:
tarde.

Entonces
en un calendario
empecé a tachar
los días que quedaban
de contrato.

Los jefes
se portaron
y el curro,
simple,
no requería esfuerzo:
echar chofa
y cobrar,
un montón de tiempo muerto,
fregar, barrer
y alguna chorrada más.

Ya lo quisiera yo ese curro
¡Vaya chollo!

Pero yo
al llegar a casa
tachaba días,
semanas,
meses.

Me llevaban
y me traían
y yo,
al llegar,
tachaba
de uno en uno
los días.

Me daba vergüenza
la verdad,
era un buen currelo:
ocho horas,
de tres a once,
de lunes a viernes,
novecientos pavos.

Y yo era
alguien de provecho,
con curro
y pasta,

pero que
al llegar

tachaba,

tachaba
y contaba
los días
para dejar
de serlo.
Alejandro Mallada, en 33 (2015, Ediciones en Huída)